Endémico de los bosques nublados de los Andes peruanos, el colibrí cola de espátula luce un plumaje vibrante de verde iridiscente y una distintiva cola larga y profundamente bifurcada que se asemeja a una cuchara. Con una agilidad y precisión notables, batiendo sus alas a una velocidad de 80 veces por segundo, se mantiene suspendido en el aire. Estas diminutas criaturas dependen del néctar de una variedad de plantas con flores para su sustento y juegan un papel vital en la polinización.
En colaboración con LANDES, una organización local en Alto Utcubamba (Amazonas) dedicada a fomentar la educación, la cultura y los esfuerzos científicos en la conservación de la naturaleza, y junto con Amazilia Bioreserva, un santuario privado que abarca más de 20 hectáreas, emprendemos un inspirador viaje de restauración ecológica. ¿Nuestra misión? Crear santuarios de descanso y alimentación para el colibrí cola de espátula y otras especies de aves en peligro de extinción.